jueves, 17 de marzo de 2011

Los Medios de Comunicación Social. Entre lo Público y lo Privado: Análisis

Por: Yoel Caigua
(Fragmentos de mi libro por publicar)
Publicación exclusiva para el blog Caigua Consultores

Los Medios de Comunicación Social. Entre lo Público y lo Privado: Análisis

En Venezuela es muy definida la diferencia operativa y estética del sector público y el sector privado. En el área de la comunicación social se repite ese esquema de manera marcada. Y la consecuencia del trastoque de ambos moldes; privado y público se pudieron observar claramente en la primera década del siglo XXI.

El esquema del sector público se desquebrajó en su estética, calidad y ausencia de trabajo profesional competitivo. Elementos que contrastan con el sector privado. En algún momento a principios de los 90’ tuve una clara observación que en Venezuela convivían dos realidades en una misma dimensión, y lo que peor se me ocurría era que pudieran chocarse en algún momento. Ese miedo me pareció una quimera, pero el peor de los miedos ocurrió en esta década inicial del siglo XXI.

Tal como si de revelaciones o apocalipsis se tratara, en un momento estuve realizando unos trámites que me obligaban a visitar varias oficinas del sector privado y varios despachos del sector público, momento cuando tuve la revelación.

Un sector privado con un dueño de una empresa claramente identificada con capitales indicado en rótulos a la vista de los clientes y de las autoridades oficiales del país. Con una estética moderna a tono con lo último en diseños, tecnologías y comodidad. Con un personal con marcada disciplina ajustada a la empresa, en vestimentas, modales, estiramientos. Un cafecito para el cliente, una agüita, el lugar ambientado con aire a temperaturas acogedoras. Manifiesta comodidad para el personal. Una escena de la película en búsqueda de la felicidad, que protagonizó Will Smith.

Otra parte del trámite en un despacho de la administración pública, de sillas viejas y rotas, personal discordante desde la manera de vestir, hablar, caminar, atención. Nadie sabe cuanto presupuesto maneja ese despacho y mucho menos donde se encuentra el jefe. Escritorios deteriorados, ventanas rotas ascensores sin mantenimiento, cerámicas picadas, baños insalubres, una estética que predicaba el caos a gritos.

Escenarios que llenan de incógnitas cuando vamos al grano o mejor dicho al dinero. Es evidente que el sector público maneja mucho más finanzas que el sector privado. Y más aun cuando hablamos de los ingresos petroleros del país.

Entonces por qué el sector público luce tan dejado y abandonado, desatinado. Por qué un pequeño empresario puede mantener un ambiente laboral y de servicio ventajosamente mejor equipado que un despacho de la administración pública.

Un escenario que se repite por áreas muy importantes del sector público, que pasa por crear alarmas en el colectivo. Pues hospitales, policías, escuelas, alcaldías, gobernaciones, juntas parroquiales, jefaturas, ministerios. En algún momento se podrían trastocar estas dos galaxias lo público – lo privado.

Los medios de comunicación social quizás estuvieron peor que sectores importantes del espacio público. Pues los medios de comunicación privado se armaban de tecnologías de punta, profesionalismo, talentos y monopolios. Dirían los comunistas; el capitalismo salvaje. Hay una premisa que habla de la victima de su propio éxito. Quizás eso pasó con los medios de comunicación social privados. Agrega además la premisa que mientras trabajas por tu éxito, siempre habrá alguien para victimizarse de tu triunfo.

El ingrediente que faltaba para que se trastocaran esas dos dimensiones; los público y lo privado, llegó en el momento que los comunistas lograron el poder, 1999.

Antes los medios de comunicación social del país era una práctica que en su mayoría rayaba en la lujuria, el status, la fama. Concepto de susceptibilidad social no sonaba en ninguna voz que navegara en las ondas herthcianas o en lo impreso.

La comunicación social navegaba en un cielo despejado rumbo a la construcción de imperios económicos en escalas domesticas, pero sin ideología política. Los medios erraban en considerarse supra sociales. Empresas que pensaban estar lejos del alcance de cualquier intriga pública del sector Estado.

Los medios se rajaban las vestiduras pregonando que no tenían dependencia política, que eran medios o empresas privadas, que solo dependían única y exclusivamente del profesionalismo, el talento y el negocio. Es por esto que hacían a un lado cualquier ideología política. Situación que si bien por un lado daba felicidad, pero por otro se debilitaba. Pues la prosperidad económica siempre depende de la estabilidad política, he aquí una conexión colateral innegable, de la cual los medios prescindían.

Un concepto tan básico como la política a la sensibilidad social, podría convertirse en grandes titanes que combatirían a la más prospera empresa mediática. 

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