jueves, 4 de abril de 2013

Préstame Tú Bolígrafo

Préstame tú bolígrafo


Por: Yoel Caigua


La cotidianidad genera enseñanzas que pasan desapercibidas. Lo inevitable es que la cotidianidad es tan recurrente, tan repetitiva, que se hace ineludible a quien se dedica al pensamiento, a la filosofía, a la percepción. Y paradójicamente la cotidianidad usa la repetición, la reiteración, lo frecuente como camuflaje de las enseñanzas.

Solicitar un bolígrafo prestado en Venezuela es una cotidianidad, que se hace invisible al colectivo por su repetición, recurrencia, reiteración. Cuando digo en Venezuela, es porque me tomé el tiempo necesario para ver si esta costumbre se extiende en otros países, en otras sociedades.

Pues no. En otras sociedades, en otros países que colindan con nuestra cultura, con nuestra historia, con nuestros antepasados. En España, Italia, Portugal no se practica el comodín “Préstame tu Bolígrafo”. Al contrario la escena de usar un bolígrafo, es una gran oportunidad para lucir una excelente mercancía; El Bolígrafo de su propiedad. Usar un bolígrafo en esos países, es el momento para lucir un producto de buena marca. También momento para exhibir una rúbrica, una caligrafía elegante. Para alardear de poseer varios modelos, varios colores. Para fungir de intelectual, de ilustrado.

Incluyo aquí una escena de Película de Hollywood titulada La Lista. La protagoniza un reconocido actor estadounidense. En la escena, un Ejecutivo vive una mala racha en su trabajo. Para evadir la presión del estrés, el Ejecutivo entra a un Bar algo solitario y empieza a tomar licor y conversa con un extraño. Al contar su situación al extraño, éste le dice que le diga los nombres de cinco personas que le han causado problemas. Mientras el extraño le hace la propuesta, al mismo tiempo saca de su chaqueta un taco de papel y un costoso bolígrafo. Y le dice que asesinará a esas personas que le han causado daño. El ejecutivo no duda que se trata de una broma. Pero al día siguiente, aparecen muertas personas que el Ejecutivo le mencionó al extraño, y allí la trama.

El caso es, que esa trama de la película no se podría producir en Venezuela. No porque aquí no haya asesinos. Sino que, es bien difícil imaginar la escena donde un venezolano en un bar saque un bolígrafo de su chaqueta y para lujo también saque un taco de papel. Sin embargo, esa escena es de natural cotidianidad en Estados Unidos.

Aquí la cotidianidad invisible es: Préstame tu bolígrafo. Alguien llega a un Banco a cobrar un cheque de un millón de bolívares, y para nada le tiembla la voz en pedirle un bolígrafo prestado al primer cristiano que vea. Un ejecutivo entra a un Banco a realizar un deposito, con gran elegancia coloca su maletín, saca su teléfono bien caro y aquí la cotidianidad; “préstame tu bolígrafo”. En casa se atiende el teléfono y si hay que realizar alguna anotación mientras se habla, hay que recorrer toda la casa y en los sitios más recóndito para conseguir un bolígrafo. Finalmente las anotaciones caseras, siempre son en lápices de color, lápices para colorear, de algún hijo, hermano, etc.

En las oficinas de trabajo, el uso de “préstame tu bolígrafo” continua aberrante. Es que mi bolígrafo me lo robaron. Préstame tu bolígrafo solo un momentico. Préstame tu bolígrafo que el mío lo preste y no me lo devolvieron. Es la cotidianidad eterna, imperceptible, invisible, pero constante, inquietante, conflictiva.

Cuando asistimos al análisis del comportamiento del venezolano, nos encontramos rápidamente con “La viveza criolla”. Y eso de “préstame tu bolígrafo” se conecta bastante con ese concepto de la Viveza Criolla. Esta actitud vivaracha que asumen personas, para uso de los utensilios de los demás, de las condiciones de los demás. Cuando se mete la lupa a esas personas, que repetitivamente dicen “préstame tu bolígrafo”. Por casualidad es la misma persona que busca colarse en las largas colas, que hacemos por todo en este País. También ves a esas personas lanzando basura en cualquier lugar. Y así, se consigue una larga lista de acciones vivarachas en este tipo de venezolanos. Pero la situación de “Préstame tu bolígrafo” en Venezuela es una pandemia en modo expandido.

Pero quiero creer que los venezolanos que utilizan “préstame tu bolígrafo”, son aquellos, víctimas de la cotidianidad inconsciente. Pues, un bolígrafo es el producto que más abastece el mercado en el país, y se encuentra en todos los modelos, todos los precios.